21 enero 2007

Hundimiento de la Educación

La generación joven tiene menos nivel educativo que su antecesora. La población adulta entre 20 y 24 años consiguió tener menos porcentaje de titulados en 2005 que la población un tramo de edad mayor (entre 25 y 34 años). Este indicador, junto con el fracaso escolar, son coherentes entre sí y con los ofrecidos por la Unión Europea sobre España, y dan una idea bastante matizada del desastre al que estamos asistiendo.

Una muerte anunciada. Era algo que ya se advertía hace años, pero que se ha ido confirmando con cada vez más datos oficiales provenientes de diversas fuentes: Unión Europea, OCDE, Ministerio de Educación, ahora Instituto de Evaluación.

El Instituto Nacional de Evaluación y Calidad de la Enseñanza (INECSE), dirigido por Carmen Maestro Martín desde el 15/09/06, publica cada dos años la actualización del Sistema Estatal de Indicadores de la Educación. A finales de diciembre salieron una gran parte de los correspondientes a 2006. Tanto el porcentaje destinado a Educación del gasto público como el “esfuerzo en Educación” (gasto por alumno expresado como porcentaje del PIB per cápita) han crecido en los últimos años. No existieron problemas de financiación. Sin embargo:

1.- Se invierte la tendencia a caída en la tasa de idoneidad, el porcentaje de alumnos de esa edad que están matriculados en el curso que les correspondería por su edad, o en otras palabras, aquellos que no han repetido nunca. Para 2004, en torno al 40%. Lo que dicen los datos es que antes de la implantación de la Logse las tasas de idoneidad subían a un ritmo creciente en todas las edades. Cuando se implanta la Logse, comienza a caer, perdiéndose en la mayoría de los casos lo ganado.

2.- Promoción automática: se eliminaron exámenes de septiembre y recuperaciones, sustituyéndose por un aprobado más “barato”. Paradójicamente, a pesar de la baja exigencia y de las dificultades para repetir, todas las tasas de idoneidad están cayendo con el nuevo sistema.

3.- La cultura del facilismo: cuanto más se baja el nivel de exigencia, más baja el nivel de los alumnos, el descenso de las tasas es paulatino e imparable. En el curso 2003-04, el 40,6% de los alumnos de 15 años ya habían al menos perdido un curso. Fracasa la política de pasar de curso a un determinado número de alumnos con independencia de sus conocimientos.

4.- Ocultan los resultados. La clase política –especialmente los de las autonomías que salían mal en los informes– prohibió sacar los datos a la luz. García Garrido lo cuenta sin pelos en la lengua en su último libro: La máquina de la educación’, Ariel, 2006.

5.- Estancamiento y caída de las tasas de escolarización. La Logse ha conseguido reducir las tasas de escolarización. Las tasas de escolarización a los 17 años caen: en 2004 es la misma que en 1997.

6.- Los Repetidores se enmascaran. Un tercio de los alumnos de 16 años está aún cursando ESO, y nada menos que un noveno de los alumnos de 17 años. No está mal para un sistema diseñado para evitar la repetición.

7.- Cae el acceso a la universidad, como consecuencia obvia. Según este indicador, en 2005 aún estamos 1,6 puntos por debajo de lo que la Ley General de Educación de 1970 había conseguido en 1996. Al menos diez años perdidos.

[Tomado de José M. LACASA (jlacasa@magisnet.com) sobre datos de la página de indicadores del Instituto. Publicado por El Magisterio Español, 10/01/07.]

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y demos gracias a que algunos de los que nos licenciamos en 2005 todavía pudimos cursar BUP y COU. Todavía recuerdo la llegada de la ESO al Instituto. No fue sólo un descenso de la calidad de los alumnos, algo de lo que nos hacían partícipes los profesores: encontraban su refugio en los alumnos de COU, que estábamos demasiado acogotados por la selectividad como para mostrar una efusiva alegría de juventud. No es que fueran tontos, sino que estaban en otra onda, no iban mirando al futuro. Su más largo plazo era pensar en el viernes por la tarde un lunes a primera hora.
Y una anécdota, por aquello de ilustrar. En el Instituto teníamos una máquina de comida con chucherías viarias, de las que tienen espiral. Más de una vez nos quedamos con las ganas de unas patatas fritas porque se habían enganchado en la espiral. Los más habilidosos balanceaban la máquina de un lado a otro para desprender la bolsa de su espiral. El frente de la máquina estaba protegido por un cristal y una reja de metal. Pues bien, hete aquí un día que yo bajaba al recreo a fumarme un cigarro y escucho algo así como "¡al ataqueeeeee!" y de repente me veo la reja de la máquina doblada, el cristal roto y una turba de mocosos (porque eran mocosos) tomando la máquina por asalto. De vergüenza. No me extraña que los profesores sufran el síndrome del quemado, si es que en casa no se ocupan de ellos, los llevan al colegio y al instituto asilvestrados y luego no hay quien pueda mantener una relación normal con ellos.

Anónimo dijo...

muy tierna la primera foto que has puesto en el post.

Anónimo dijo...

La verdad es que en España tenemos un gravísimo problema con la educación. Como dato, decir que en mi pueblo, de todos los amigos que somos (unos 30) tan sólo 3 estamos en la universidad. El resto o bien sólo tiene la ESO, o en el mejor de los casos están en Formación Profesional de grado medio. No sé de quien es la culpa, pero a la vista de esto alguien de la clase política debería replantearse seriamente qué hacer con los planes de estudio. Claro, que también el factor de bajo esfuerzo por parte de los alumnos es significativo, y también cabría analizar el porqué.

Ramiro

Anónimo dijo...

En mi pueblo, hace 20 años, fuimos 20 los que celebramos la noche de los quintos. Diez fuimos a la universidad. De las últimas cinco quintas ha ido uno. Descubrí por qué cuando se publicaron los resultados de selectividad del instituto más próximo: era de los diez últimos de toda la región. Pero nadie hace nada.

Ah, por cierto, la foto de Carmen Maestro es muy tierna, pero ya no dirige el Instituto de Evaluación: ahora preside el Consejo Escolar del Estado. El que dirige ahora el IE se llama Enrique Roca y es su marido. Los logsistas se quedan sin banquillo.