07 febrero 2007

¿Quieres? ¡Puedes!

¿Qué define hoy más a las personas? ¿Cómo expresamos mejor su valor? No lo dudes: con su profesión. Es lo que ponemos bajo nuestro nombre en nuestra tarjeta: abogado, taxista, veterinario o bombero. Decimos: éste es un futbolista, ésas son profesoras, aquél de allá un médico o un empresario… Con sólo ese dato, expresamos perfectamente su dedicación y su capacitación, su productividad laboral, su condición ciudadana y hasta su entorno habitual, su mentalidad, sus colegas, su visión de la vida e incluso sus gustos.

El trabajo supone en nuestro mundo actual la mayor y mejor forma de desarrollo personal. Más aún: es el único medio disponible para realizarse, el sistema óptimo para lograr el pleno enriquecimiento propio como hombre. ¿Por qué hemos de verlo entonces como una maldición, un castigo horroroso o un deber impuesto? ¿No cabría más bien aprovecharlo, cultivarlo y valorarlo y sacándole su fruto?

Habla Eugenio d’Ors sobre “la Obra bien hecha”, atribuyéndole un triple valor: la tarea que forma en ti tu carácter y tus destrezas, que humaniza externamente tu entorno y lo civiliza, y crea además toda una red social de nudos y relaciones con tus compañeros, vecinos y colegas. Ésa es la célebre trilogía orsiana de los valores: mundo natural, mente humana y sociedad de los hombres, las tres realidades triplemente enriquecidas y labradas con el mismo trabajo de los hombres.

“¿Sonaría demasiado utópico o infantil, decir que deberíamos aprender a disfrutar con nuestras dedicaciones y trabajos…? Rotundamente no. De la misma forma que nos formamos para prevenir accidentes laborales, para utilizar nueva maquinaria, o para acceder a las nuevas tecnologías, de la misma manera deberíamos formarnos para disfrutar y para hacer de nuestra jornada laboral un tiempo que debemos vivir con intensidad y conciencia. Si no fuera así, si estuviéramos intercambiando, no tiempo y conocimientos, sino tiempo quitado a nuestra capacidad de vivir y de disfrutar” sólo por un mísero sueldo, seríamos meros esclavos desgraciados, encadenados al castigo de nuestra tarea. (Vid. ‘Trabajar para vivir o vivir para trabajar’, en Blog “Recursos Humanos: escaparate y trastienda de RR.HH.”).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en que trabajando te puedes realizar, y mucho. Lo que pasa es que soy un poco escéptico respecto a este tema, no lo veo tan fácil, porque para que eso ocurra (disfrutar al 100% de tu trabajo) creo que es necesario que de identifiques al 100% con la cultura y valores corporativos de tu empresa, que la sientas como si fuera tu familia, como si todos y cada uno de sus proyectos fuesen también tus proyectos. Y eso es muy difícil, poruqe tb influyen otros factores en qué eso no se dé: un jefe que no sabe dirigerte y gestionarte, y por tanto, que desmotiva, un ambiente de trabajo frío...

Además, tb entra en juego la presión de la hipoteca, el coche, los hijos, tu pareja... La vida hoy es difícil, o por lo menos, cuesta dinero.

Po eso, "más vale pájaro en mano, que ciento volando." O eso dicen... Y eso es el opio de la cuestión que planteo:

¿Más vale trabajo que no me realice en mano, pero que me hace pagar las facturas, que trabajo que sí me realice, pero que esté por ahí, en algún sitio, volando?

Anónimo dijo...

Creo que además de con tu trabajo, a las personas también las definen sus ilusiones. Ya se que suena un pelín utópico, pero hay médicos que trabajan y medicos que no trabajn, o periodistas patéticos (la saga del corazón) y periodistas de órdago... Uno puede ser un profesional, pero sabendo su profesión no sabes si es buen o mal profesional... en realidad Sin embargo las ilusiones no engañan. Una persona con ideales... es una persona que vale la pena conocer... y aquellas que no los tienen deber´ían empezar a pensarlos...

Anónimo dijo...

Exacto! Disfrutar con el trabajo, esta es la máxima diferencia con otros países con más felicidad per cápita. Y si es complicado que el trabajo se convierta en una fuente de felicidad, es porque la vida misma tampoco es una fuente de alegría...quizá la satisfacción con nuestro trabajo, depende en gran medida, de nuestra actitud frente a la vida...digo! que aún estoy buscando...unas prácticas...opino solamente
Gracias