05 abril 2008

Vieja universidad: más de lo mismo

Nuevo gobierno: ¿esperanzas de cambio en las aulas? Soñar es gratis. Quizá, hasta puede que logremos un nuevo ministro de educación; pero, aun con eso, ¿mejoraremos en algo? ¿Disminuirá el fracaso escolar? ¿Dejaremos de descender en el nivel educativo? ¿Alguien se lo espera, de verdad?

Lamentablemente y por desgracia, no creo errar si me apuesto toda mi fortuna, aún la mitad de mi reino, y hasta la mano de mi hija la princesa, a que no mejorará nada. No habrá sino más de lo mismo. No importa en cuánto, sino el cuáles. Siguen siendo los mismo perros, vestidos con otro collar.

La clave está en las personas. ¿Por qué Alemania se reconstruyó tres veces en el siglo pasado? ¿Por los recursos? ¿Por la fuerza financiera? ¿Por los planes políticos? No, señor mío: fue por los alemanes. Esa es la calve del milagro alemán: quieren, y trabajan. Mientras que aquí…

“No se dejen engañar, comenta Campus. La calidad de la plantilla docente e investigadora es el único factor que es verdaderamente decisivo para que una universidad sea competitiva y se cuele entre las mejores del mundo”.

“Por eso, llama poderosamente la atención que 760 docentes de toda España hayan firmado ya un manifiesto muy crítico con los criterios que la ANECA [Agencia de acreditación para los Profesores] va a aplicar para conceder la nueva acreditación (salvoconducto de mínimos para los desregulados concursos de plazas) para quienes quieran ser catedráticos”.

"Muchos de los mejores científicos en los que podemos pensar (por ejemplo, un premio Nobel) nunca podrían ser catedráticos en España con estos baremos", denuncia la carta abierta a la ministra Mercedes Cabrera, impulsada por Joaquín Marro, de la Universidad de Granada.

En nuestro país debemos de estar sobrados de premios Nobel, porque la ANECA, ha decidido dar prioridad a todas las formas habidas y por haber de experiencia en gestión universitaria y educativa. Con una pizca de ingenuidad y toneladas de razón, los firmantes -entre ellos, reputados miembros de la comunidad universitaria- consideran que se está mezclando la excelencia con el tocino, y que a un catedrático se le mide por su docencia y por su investigación.

Moraleja, si los bedeles participarán en las discusiones de leyes, reales decretos... seguro que conseguirían un par de puntos para acreditarse también ellos como catedráticos.

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