24 mayo 2008

La Universidad, de espaldas al mercado

En occidente, por si alguien no se ha enterado todavía, hundido el imposible sistema socialista, seguimos un sistema de intercambio para relacionarnos. Se trata del libre mercado. Es lo que ajusta libremente la oferta y la demanda. Lo demás, son cuentos chinos.

La competitividad, el juego libre, es lo único que asegura el avance, el enriquecimiento y el progreso que logramos. Pero esa verdad tan clara, implantada ahora incluso hasta en la China comunista, a las puertas de las olimpiadas, ¿la admiten de verdad para nuestros estudios superiores?

¿No seguirá nuestra universidad negándolo y dando cabezazos contra el muro? Tristemente continuará así, mientras no atienda y no responda adecuadamente a las necesidades demandadas. No se trata de engañar al público, sino de servirle. Si no se le pregunta antes al cliente, no cesarán la inutilidad y el despilfarro. Aquí hay dos claves: el mercado laboral y el mercado estudiantil. No pueden tratárseles como personajes mudos y pasivos, ajenos a todo lo que se cueza en la Universidad.

¿Por qué tiene que ser mala la competencia del libre mercado? No me refiero aquí, obviamente, a esa especulación liberal desatada, ni al sucio engaño a los consumidores. Eso queda descartado, en una sociedad abierta y libre, regida según el estado de derecho. Lo que aquí reclamo, más bien, es que se escuche al demandante, que son los estudiantes y las empresas, cuando los unos solicitan formación adecuada y las otras piden profesionales competentes.

¿No deberían ser las titulaciones universitarias, precisamente, las que satisficieran a ambos? Pues no. Curiosamente, no. Tendremos más de lo mismo. Erre que erre. Tarazona no recula, ni aunque lo mande la bula. El estado nodriza, dominador y supersabio, parece seguir empeñado en convencer al alumno que él no tiene ni idea de lo que debe estudiar. El estudiante, por definición, no tiene ni idea. Veámoslo:

· ¿Pide idiomas extranjeros? Nanai. Que se busque él la vida. Démosle clases en castellano, ¡si es que no se las dan en las lenguas autonómicas, que manda güevos…!

· ¿Pide digitalización? No, señor: clases magistrales al dictado, como en tiempos de Maricastaña.

· ¿Pide contacto con profesores y administrativos por Internet? Sólo habrá el presencial, en el despacho, en horario de oficina y en tutorías, igual que en toda la edad media.

· ¿Pide prácticas? Jamás. Que no vaya nadie de prácticas hasta el cuarto curso y con todo aprobado, no sea que allí aprenda algo útil.

· ¿Pide libre elección de su currículum? Que se lo ha creído. Sólo elegirá en caso de quedar clases libres, y ajustando unos horarios tales, que ni Harry Potter jugando al quidditch con su escoba voladora podría cubrir la asistencia.

· ¿Pide libre elección de grupo, según el profesor? Sólo faltaba ya eso. Que el alumno se trague las clases con quien le toque, y caso de tener mala suerte, que siga 'concursando' al año próximo, repitiendo convocatoria.

· ¿Pide compaginar sus clases con sus prácticas profesionales? Tururú. Si no vienes a clase, yo no te examino, o te pongo el examen por cumplir y te lo suspendo automáticamente, por mi real decreto de exigencia de asistencia obligada.

Así que no cesan de oírse quejas y lamentos, desde todos los foros. Por parte de los contratantes, protestan porque los actuales titulados no conocen nada de lo que la moderna actividad empresarial necesita. Por parte de los alumnos, argumentan otro tanto. ¿Por qué seguir estudiando el tipómetro, sic, en vez de avanzar con los actuales programas de maquetación? ¿Por qué apuntes dados oralmente, en vez de colgarlos en la Red? El progreso ha llegado, duélale a quien le duela. El que no se suba al carro, él sólo se autoexcluye.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En desacuerdo con los dos primeros párrafos. Coincido en el resto.
Un saludo de un ex alumno.

Anónimo dijo...

Hola

Llegué hasta aquí gracias a una compañera de prácticas en Telemadrid que estudiaba en su clase (yo fui alumna de la Carlos III) y la verdad es que me he enganchado a sus artículos. Admiro su interés por mejorar la calidad de la enseñaza y quiero dar desde aquí un rayo de esperanza, o al menos, certificar que es posible: Cuando yo estudiaba, los apuntes se colgaban en una aplicación llamada Campus global, a través de internet, las prácticas se entregaban a través de la url, podías mandar correos a los profesores y las asignaturas obligatorias eran por la mañana y las optativas por la tarde. Supongo que con los años y la saturación en las aulas empeorarán estos servicios, pero si en un tiempo fueron posibles ¿por qué no ahora y en todas las universidades públicas? Ánimo a todos los periodistas y que se sigan preparando. Saludos!!

Javier Jurado dijo...

Hombre, al margen de socialismos, no socialismos... Eso es lo de menos teniendo en cuenta que se supone que "España avanza hacia Europa".
El problema es que en España la Universidad no siempre, y no en todas las categorías profesionales, forma correctamente a la demanda que se va a incorporar al mercado o a la investigación. Y el otro gran problema es que la oferta destinada para recién licenciados es mala con avaricia.
"Es que al principio hay que aguantar". Sí, vale... ¿pero por qué en otros países de la UE esto no ocurre? Aquí falla todo.