23 mayo 2008

¿Le falta financiación a la universidad?

Es increíble. Actualmente, con el mismo dinero que la Universidad Carlos III financia tres carreras, en la Universidad de Extremadura sólo da para dos. Cien universidades españolas cuentan con menos de 10 alumnos de primer curso en 45 titulaciones, desde el curso académico 2006-2007. Valladolid cuenta con un único matriculado en Filología Alemana, en maestro de Educación Infantil y en Explotaciones Agropecuarias. Sucede algo parecido en Salamanca con Filología Hebrea, en Santiago con Filología Portuguesa y en Humanidades de Ferrol.

¿Quién piensa que la universidad pública se paga gratis? ¿Creen que no cuesta dinero a los españoles? ¿Seguimos exigiendo más financiación, o pasamos ya a exigir más calidad? ¿No sobrará más bien burocracia, ineficiencia, irresponsabilidad y desinterés? ¿Cómo se explican estos costes desorbitados?

No se debe sólo a falta de recursos. Es la falta de control, de productividad, de cuidado, de responsabilidad, de rendimiento… en una palabra: de calidad. ¿Reclamar más dinero? No es bastante. No lo arreglaría. Un coste irresponsable y desordenado, financiado al 200%, no es más que un doble coste, doblemente irresponsable y doblemente desordenado.

¿Cuáles son las causas que lo provocan? Responde en Campus 21/05/08 Pedro Álvarez Martínez. No es un problema de financiación. Es un problema de descontrol, de masificación, de indolencia, de falta de exigencia. Los motivos para él son éstos:

· De entrada, se ofrece un acceso incontrolado con la selectividad: dan sitio libre para todos, tanto válidos, como inservibles.

· Brindan ilimitadas convocatorias para aprobar, sirviéndose del ‘No Presentado’: desde cuatro opciones como máximo en la Carlos III, hasta siete en la de Extremadura.

· Pretende eludir soterradamente el fracaso escolar universitario: alargar los fracasos y abandonos, disimulándolos.

· Manipulación demagógica: pretendiendo ‘quitar barreras’ «por el bien de los alumnos», aplican el ‘igualar’ por abajo, hundiendo a todos la credibilidad de su título (hay anuncios que advierten: “Abstenerse Licenciados en…”)

· Enmascara la incapacidad, tanto de docentes como de alumnos: todo vale, sin manual y sin temario, y viva el cachondeo.

· Denota una falta de exigencia y de valía. Nadie puede pedir, lo que antes no puede dar: actualización, relevancia, experiencia, acreditación, prestigio, nivel…

· Propicia el absentismo, tanto a las clases, como a los exámenes: dado el bajo nivel ofertado, a veces da hasta lo mismo ir que no ir.

“Los buenos estudiantes, que van todos los días a clase y se presentan a los exámenes finales, se quejan -con razón- porque la valoración de su capacidad, trabajo y esfuerzo que reflejan las notas de Aprobado, Notable o Sobresaliente, signifiquen lo mismo que el Aprobado, Notable o Sobresaliente de los malos estudiantes”.

Este desorden es la causa del despilfarro de dinero y del deterioro de la imagen de la universidad. Esperemos que con las TIC el aire limpio pueda correr por los campus y sus aulas. El Espacio Europeo de Educación Superior ha de obligarnos a marcar metas y límites más altos, elevándonos para poder competir a la altura de muchas universidades de Europa.

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