27 mayo 2008

Universidad, como debe ser

¿Cuáles son las universidades que atraen más estudiantes en el mundo? ¿Qué centros de enseñanza superior son los más punteros? ¿Dónde realizan la mayor investigación y logran los mayores avances? ¿Cuáles son las más valoradas? ¿Cómo son las cien primeras del mundo?

La respuesta nos lleva a las de Estados Unidos, centro Europa... ¿Por qué? ¿Es sólo por mera fuerza económica? ¿Es suficiente con el dinero, y basta sólo tener dólares? En ese caso, el Golfo Pérsico no andaría muy lejos de la cúspide… Debe haber otras claves mejores, de las que tenemos mucho que aprender. Japón, Corea y otros países, hasta hace cincuenta años no eran nada. Hoy, arrasan.

Examinémoslo un poco, con cierto detenimiento. Vayamos despacito. Veámoslo punto por punto. Podemos plantearnos varias preguntas, con respuestas harto importantes. Repasemos varios aspectos, donde tal vez se condense la razón del éxito o del fracaso de nuestra oferta universitaria.

Primero, vida universitaria: ¿Hay vínculos seguros que relacionen entre sí a los miembros? ¿Se crean fundaciones, donde los antiguos alumnos recompensen a su alma mater por la formación en ella que recibieron?

Segundo, el prestigio. ¿Es realmente la universidad una institución orgullosa de serlo? ¿Se mira y se evalúa la reputación y la influencia lograda? ¿Se promueve la selección de alumnos? ¿Se cuida bien a quiénes se admite? ¿Se lucha por mejorar y por progresar? ¿O cada uno va sólo a lo suyo, sin importarle el resto un pimiento?

Tercero, la competitividad. ¿Existe una sana competencia por alcanzar becas, premios y reconocimientos? ¿Se promueven trofeos y torneos entre sus miembros? ¿Se otorgan distinciones que animen al esfuerzo? ¿Se recompensa la productividad y el avance en los estudios?

Cuarto, motivación. ¿Se ofrece allí algo más que las simples sesiones ordinarias? ¿Se reduce todo a impartir docencia y a dar títulos, como producción en serie? ¿Hay relación gestada entre profesores y alumnos? ¿Se atiende a los postgraduados y a la formación permanente de todos?

Quinto, integración. ¿Hay verdadero equipo universitario? ¿Se gestan asociaciones culturales y grupos deportivos? ¿Se crea ciencia? ¿Se trabaja en grupo? ¿Son acogidos los estudiantes en su verdadera ‘alma mater’? ¿Se comparte la cultura? ¿Se siente la pertenencia?

Sexto, formación completa. ¿Se busca lo primero la maduración de los alumnos? ¿Se modelan personas adultas? ¿Se cultiva su mejora y su perfeccionamiento integral? ¿Se les dota de responsabilidad? ¿Se tienen en cuenta sus aportaciones y opiniones?

Séptimo, profesionalidad. ¿Existe una orientación clara para búsqueda de la capacitación en su trabajo? ¿Hay un contacto entre las universidades y las empresas? ¿Se vive cara al mundo productivo? ¿Se despierta inquietud por aplicaciones a temas relevantes y actuales?

Octavo, independencia. Administrativamente, ¿pueden ajustar cada una libremente sus plantillas, sus aulas y sus títulos? Económicamente, ¿son capaces de generar los recursos que necesitan, mediante proyectos, aportaciones, donaciones de antiguos alumnos, o prestando colaboraciones sociales?

Noveno, despolitización. ¿Se vive un trato desinteresado y respetuoso hacia las corrientes de pensamiento? ¿Se evitan los hervideros de politiqueo? ¿Hay una ideologización en las materias impartidas? ¿Se abusa del amiguismo y del partidismo? ¿Se prohíbe el panfleteo en las aulas?

Décimo, productividad y rentabilidad. ¿Existen objetivos comunes marcados? ¿Se trabaja armónicamente para lograr metas fijadas? ¿Se miden los resultados de los recursos invertidos? ¿Se ofrecen los contenidos docentes realmente demandados por la sociedad y por el mercado?

Undécimo, apoyo. ¿Se sostiene a los alumnos, se les dan oportunidades y medios de subsistencia, especialmente a los más brillantes, no sólo por sus resultados, sino por su ejemplaridad (dificultades, carencias, dedicación deportiva, etc.)? ¿Se ofrecen ayudas y gratificaciones? ¿Se trabaja al servicio del alumno, o se dificultan a su costa las gestiones, con burocracias y papeleos?

Duodécimo, eficacia. ¿Se combate la desidia administrativa? ¿Pueden realmente sugerirse mejoras, presentarse quejas, fomentar actualizaciones? ¿Se cuidan los medios y se vigila su conservación, actualización y reparación? ¿Se pregunta a los alumnos la valoración que sus profesores les merecen?

Décimo tercero, dimensionamiento. ¿Se guarda un ratio aceptable de alumnos por profesor? ¿Se cuidan las tutorías separadas e individuales? ¿Se ajusta un orientador para atender a cada estudiante personalizadamente? ¿Se evita la masificación en las aulas y en las prácticas?

Décimo cuarto, movilidad e intercambio. ¿Se busca realmente favorecer y facilitar la estancia en otros centros, especialmente del extranjero, para alumnos y profesores? ¿Hay asesoramiento útil para potenciarlo?

Décimo quinto, salidas y colocación. ¿Existen planes, mecanismos y órganos gestores para facilitar a los alumnos eficazmente las prácticas, colocación, contratos, especialización y contactos con el mundo empresarial y con el mercado laboral?

Décimo sexto, sesiones prácticas. ¿Se aplica cada nuevo conocimiento a casos prácticos? ¿Se experimenta y se emplea y utiliza lo aprendido en los libros? ¿Se investiga y se aplica la docencia teórica, en talleres, prácticas, laboratorios…?

Décimo séptimo, currículum. ¿Puede diseñarse adecuadamente el plan de estudios? ¿Existe algún criterio organizativo mejor que las clases llenas, o que los profesores libres, o que la indisponibilidad de horarios, para poder elegir las materias de estudio deseadas? ¿Se facilita la especialización y la orientación hacia las preferencias y capacidades de cada estudiante?

Décimo octavo, pertenencia. ¿Existe un sentido real de ser parte de ella? ¿Tenemos asociaciones de antiguos alumnos? ¿Se celebran periódicamente acontecimientos como el comienzo de curso, la graduación, las fiestas propias? ¿O todo se reduce más bien sólo a las meras clases y exámenes, y si te he visto, no me acuerdo?

Podríamos seguir, pero ya es bastante. De todas formas, no creo que estuviera de más pedir a las autoridades universitarias que respondieran al cuestionario. Tal vez en el fondo Bolonia y el progreso signifiquen algo parecido a todo esto...

1 comentario:

BRENDA MARTÍNEZ dijo...

Hola Pedro,

Estoy muy de acuerdo contigo. Tenemos muchas cosas que mejorar en la Universidad y no siempre las que tienen más dinero son las que más posibilidades tienen de mejorar las cosas. El dinero, claro está, da muchas facilidades pero en el caso de la Complutense, por ejemplo, lo que faltan, creo yo, son ganas de mejorar, de cambiar, de dar un servicio más acorde con las necesidades de los propios alumnos y no de pensar únicamente en los profesores y en su comodidad de un cargo vitalicio y casi póstumo.

Por cierto, estreno blog.